Esta entrevista pretende acercarnos a temas relevantes y que pueden interesar, no solo desde un punto de vista académico, sino que también pretende ser un punto de encuentro y acercamiento a profesionales e investigaciones que son cruciales y de máxima actualidad en nuestro día a día.
En esta primera entrevista de la cátedra, nos acompaña Irene Comeig, Profesora Titular en la Universitat de València. Irene Comeig, además es actualmente directora del Máster en Finanzas Corporativas de la UV y pertenece al grupo de investigación ERI-Comportamiento Económico y Social, también de la Universitat de València.
Para la Cátedra es un honor y un placer contar con su experiencia y recomendaciones para acercarnos a dos retos fundamentales: El reto de la igualdad y el reto de la transferencia de conocimiento Universidad-Empresa.
Hola Irene, gracias por participar en esta entrevista donde seguramente tus comentarios y experiencias serán de interés y reflexión.
Primeramente, nos gustaría centrarnos en los temas de igualdad de género y sobre la situación de la mujer en el entorno laboral. A modo de contexto, La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, dedica especial atención al fomento del principio de presencia o composición equilibrada, entendiendo por tal la presencia de mujeres y hombres en órganos y cargos de responsabilidad, de forma que las personas de cada sexo no superen el sesenta por ciento ni sean menos del cuarenta por ciento. De acuerdo al estudio del INE, mujeres en altos cargos públicos y privados, las mujeres representaban casi el cuarenta y tres por ciento (42,8%) en puestos públicos, pero el porcentaje de mujeres en el conjunto de Consejos de Administración de las empresas que forman parte del Ibex-35 ha sido del 24,7%, porcentaje sin duda insuficiente, aunque trece puntos más que en 2012, y superior en más de un punto y medio al del año 2018.
Luego, podemos decir que todavía los puestos de dirección en las empresas están dominados por los hombres. Desde la economía experimental, y sus trabajos, se sugiere que una de las razones de este desequilibrio es que las mujeres se alejan de los entornos competitivos.
Pregunta: ¿Qué implica realmente este hecho? Una de sus investigaciones basadas en economía experimental, sugiere que una buena forma de fomentar una promoción neutral en las empresas sería introducir competencia contra un objetivo establecido y reducir la competencia contra otros.
Respuesta: Había artículos que empezaban a decir que las mujeres no llegan a puestos claves, puestos directivos, porque no querían competir y se alejaban de la competición. En nuestro equipo de investigación, empezamos a ver que estos resultados no nos cuadraban. Nosotros hemos visto mujeres competitivas, por ejemplo, en las Olimpiadas, España tiene más medallas olímpicas ganadas por mujeres que ganadas por hombres, mostrando que las mujeres podían llegar a ser bastantes competitivas. Esto sirvió para que en el equipo quisiéramos mirar que se estaba estudiando en los experimentos, donde encontramos que los experimentos se basaban en unos sujetos que competían con otros, y en los que, si yo ganaba, me lo llevaba todo y los demás nada. Nuestra idea se basó en introducir cambios en el sistema de competición y repetir experimentos para valorar los resultados. El sistema de competición que introducimos se basó en unos objetivos muy difíciles, pero en lo que ya se lucha contra uno mismo y para mi propia mejora y conseguir esos objetivos. Lo que vimos es que había más mujeres que hombres en ese sistema de competición.
P: ¿Cómo se podría aplicar este hecho en las empresas? ¿Qué implicaciones tiene esto?
R: Si las empresas quieren tener en sus puestos directivos una representación de la sociedad, ya que se ha demostrado que es más idóneo, vamos a decirles a las empresas e instituciones que el sistema de ascenso no se base en quitar puestos al otro y dejar al otro sin nada. Sino que se base en un ascenso para quién mejor consiga los objetivos, que pueden ser difíciles, y podremos observar como empiezan a ascender más mujeres. Hay un ejemplo muy bonito en las universidades españolas. Desde hace unos 10 años, para llegar a catedrática o catedrático, y titular de universidad, se ponen objetivos difíciles de sexenios de investigación, y desde que está este sistema implantado, muchas más mujeres están llegando. Por supuesto, pueden ser por muchos más motivos, pero lo importante es que está funcionando.
Por otro lado, la economía experimental también subraya otros factores, como puede ser la percepción subjetiva de las mujeres sobre ellas mismas o el miedo a el fracaso, o la poca exposición de la mujer hacia otros empresarios.
P: Además, desde estímulos en la lucha con el “gender gap” desde la empresa, ¿qué otros caminos pueden tomarse para reforzar para eliminar los estereotipos de la mujer y dotar de más confianza en entornos competitivos, como el emprendimiento?
R: En otras investigaciones realizadas, observamos que uno de los factores importantes por los que las mujeres no entraban en los entornos competitivos, era la falta de confianza en ellas mismas. Hicimos una revisión de la literatura experimental, y vimos que la confianza en unos mismo se podía mejorar. Entonces, ¿cómo se puede mejorar? ¿qué es lo que se ha visto en distintas investigaciones? Pues “mentorizar”, ver ejemplos. Si ellas han podido, nosotras también podremos. Que se empiece a visualizar ejemplos. Otro factor que hemos visto que, a veces hace que las mujeres no elijan financiarse con prestamos o elijan no entran en entornos competitivos, es el miedo al fracaso. En los experimentos se puede medir de forma concreta y objetiva, no se trata de una encuesta simple. El miedo al fracaso también es algo cultural. Tenemos que ir diciéndoles que todos podemos fracasar alguna vez, pero nos podemos reponer. Si no lo intentamos, no lo conseguiremos y a andar, se aprender andando.
P: Centrándonos en el emprendimiento y la mujer, sabemos que has participado en numerosos proyectos empresariales. Pero en concreto, nos gustaría comentar un reciente proyecto que estáis desarrollando desde la UV que es liderado por ti, Research+Cash Lab y que tiene mucho que decir sobre transferencia de conocimiento Universidad- Empresa. ¿Cómo surgió esta idea?
R: La idea surgió con el objetivo de cubrir tres necesidades: La primera, ayudar a los emprendedores no financieros en su valoración de las ideas empresariales: ¿es rentable o no? ¿Y si lo hacemos así? ¿O si cambiamos este coste?, en segundo lugar nosotros mismos lanzarnos al ecosistema emprendedor, y la tercera de las necesidades tiene que ver con formarnos mejor como un equipo de profesores que dan mejores oportunidades a nuestros estudiantes del Máster en finanzas corporativas de la Universitat de València.
El principal reto ha sido acercar las finanzas al talento innovador y emprendedor ya que a menudo se piensa que son complejas y por tanto se dejan de lado. Lo que pretende el software Research+Cash de valoración económico financiera es precisamente facilitar la labor de valoración cumpliendo así una función fundamental para todo aquel que no tiene conocimientos en finanzas.
P:¿Cuáles han sido los principales obstáculos que habéis encontrado para poner en marcha esta idea?
R: Uno de los principales retos ha sido encontrar financiación. Sin embargo, hemos tenido la suerte de contar con el apoyo de la Agencia Valenciana de la Innovación, quien a través de su programa de acciones complementarias de impulso y fortalecimiento de la innovación ha financiado ya en dos ocasiones la puesta en marcha, mejora y difusión del software de valoración económico financiera Research+Cash. También, una vez desarrollado el software ha supuesto un reto, difundirlo de forma efectiva para que llegue a ser una herramienta útil para sus usuarios. Para llegar al publico objetivo hemos contado con la ayuda de numerosos partners, entre los que se encuentra: UV Emprén Club; Oficina de Polítiques per a l’Excel·lència (OPEX); Universitat de València; ESIC; Business and Marketing school; Instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo; Universitat Politècnica de València o la Fundació Parc Científic Universitat de València (FPCUV).
P:¿Es la transferencia Universidad-Empresa alcanzable?
R: Si no lo creyésemos no habríamos llegado hasta aquí. Hay muchos retos todavía por delante, pero es necesario que sea alcanzable y lo será. La sociedad lo necesita.
P: En el mundo académico, es cierto que la mayoría de investigaciones suelen quedarse en el ámbito de la investigación, olvidando el papel crucial que quizás pueda representar la Universidad y en la investigación en la sociedad. En su opinión, ¿se debe de potenciar más este tipo de actividades en la Universidad? En su experiencia a la hora de celebrar jornadas o eventos ligados a este último proyecto, ¿diría que existe gender gap en cuánto a las actividades relacionadas con la transferencia de conocimiento? ¿Suelen participar más hombre o mujeres?
R: La investigación de la universidad española es de gran calidad, pero es cierto que gran parte de ella se queda en el cajón cogiendo polvo. Por eso pretendemos darle valor a esas ideas para que se puedan trasferir de forma efectiva al mercado.
En nuestro caso, que podría ser una experiencia aislada, contamos entre nuestros colaboradores con un nutrido grupo de mujeres profesionales y académicas. De hecho, uno de nuestros primeros proyectos de envergadura fue con el grupo MINTOTA de la UV, liderado por las doctoras Carmen Molins y Pilar Campins, un grupo de investigación con una actividad frenética y numerosos resultados transferibles a la empresa. También se me ocurre nombrar nuestro trabajo con Vanesa Paredes, investigadora del área de odontología. O nuestra colaboración con Luz Adell, profesional del área de las finanzas y volcada en apoyar el emprendimiento. En conclusión, si tuviésemos que centrarnos sólo en nuestro caso diría que no existe ese gap, pero se que es aventurado, desgraciadamente, sentenciar que ese gap no existe. Tendremos que seguir esforzándonos por derribar barreras.